No funciona la alarma del hotel, y en lugar de a las 6 nos
levantamos a las 9. Recogemos todo lo rápido que podemos, desayunamos el poco
helado que nos sobró de ayer y bajamos a toda prisa para preparar las bicis. No
nos va a dar tiempo de llegar a Yamaguchi de día, por delante tenemos más de 75
kilómetros. Normalmente calculamos hacer unos 10 kilómetros por hora, contando
con parar a descansar y comer algo, hacer unas fotos y estirar las piernas. Así
que no nos salen las cuentas, pero en lugar de desesperarnos nos detenemos aún
más tiempo en Shimonoseki para ver un santuario.
Después de varios días de nubes, hoy vuelve a estar
despejado. El cielo es terriblemente azul y el calor aprieta como nunca. Para variar,
el calor afecta a Ainhoa, que se siente especialmente débil hoy. No puede subir
las cuestas más suaves, incluso le supone un esfuerzo sobrehumano mantener la
velocidad en llano. Hacemos una breve parada para recuperar fuerzas y descansar
las manos acalambradas. Hacemos otra parada aún más larga para intentar
recuperar la temperatura corporal, que se está disparando. Cada vez se nos hace
más tarde y Ainhoa está segura de que no vamos a llegar. Por otro lado, Gabriel
decide no llevar su bici a ningún taller, quiere arreglarla él mismo en cuanto
encuentre una llave para apretar el casete de la rueda.
Otra parada más. Ya son casi las 4 de la tarde y nos queda
más de media etapa. Llamamos a Josh, nuestro anfitrión para los próximos dos
días, que tiene ganas de unirse a nosotros en los últimos kilómetros que nos
separan de su casa… ¡lo que él no espera es que sean tantos!
Quedamos con Josh en un Seven eleven. Es el encargado de
encabezar la marcha y de empujarnos para hacer los 35 kilómetros largos que aún
nos quedan. Hacemos el resto del camino sin parar a descansar, sin estirar, sin
comer. No hay tiempo, va a comenzar a anochecer y su familia nos espera para
cenar.
a los 10 km nos encontramos con otro chico japonés que está
haciendo cicloturismo, prácticamente la misma ruta que hemos hecho nosotros…
¡sólo que él empezó hace 6 días en Kagoshima! Lleva un ritmo brutal, hoy ha
hecho unos 175 km y no tiene un lugar donde dormir, así que Josh hace una
llamada y su mujer le da permiso para alojarlo a él también. Así que los
últimos kilómetros los recorremos en pequeño pelotón, otra experiencia que
sumar a nuestro diario.
En casa de Josh nos espera su mujer y sus mellizas, que son
una compañía excelente durante la cena. Nos sentimos afortunados por poder
compartir nuestro día de descanso con una familia así.
Menos mal que vais a estar 2 dias en casa de Josh. Un día de descanso de las bicis. He vuelto a Madrid y Chi está muy bien, muy tranquilo. Durmió conmigo anoche. Abrazos, Kathy
ResponderEliminarqué dia más angustioso, estoy preocupada por Ainhoa.dos dias de descanso os venrá bien.Merche
ResponderEliminarSolo daros animo y reponer fuerzas estos dias . tambien agreglar la bici , recuerdos . por aqui unos cuantos seguimos vuestro viaje
ResponderEliminarAngel