sábado, 18 de agosto de 2012

Día 11: Nagasaki - Omura




Nos levantamos bien descansamos y planteamos la etapa de la manera más bonita y llana posible. Lo primero es relativamente fácil si consigues escapar del tráfico y lo segundo es casi imposible en estas islas verdes.

Ayer se nos hizo tarde con la charla inesperada con el padre Aguilar, así que hoy por la mañana vamos a ver la zona sobre la que estalló la bomba atómica. Estando allí no piensas en la radiactividad, ni siquiera en el efecto devastador de la bomba sobre la ciudad. Sencillamente ves a la gente que, con una serenidad pasmosa, pasea tranquila por el parque. Algunos dejan unas latas de refrescos o botellas de agua como ofrenda para las almas de las casi 150.000 personas que se marcharon aquel día. Cerca del epicentro, una madre saca una foto a sus hijos que, inocentes, sonríen apoyándose sobre la lápida. Una tragedia que nunca debió ocurrir, como nos recordó el padre Aguilar, ya que Japón ya se había rendido, sólo quedaba negociar las condiciones. Y, sin duda alguna, volverá a ocurrir. Da igual cuánto avance la ciencia si los corazones de los hombres no lo hacen al mismo tiempo.

Con un sabor agridulce retomamos la carretera para abandonar Nagasaki, unos kilómetros que se nos hacen interminables hasta que dejamos atrás el tráfico insufrible tan típico de las grandes ciudades. Pero apenas salimos, el verdor nos rodea de nuevo.

El calor aprieta y nos socarra el carácter. Cada cuesta arriba es una tortura, y eso que ésta es una etapa de las “cortas y llanas”. Ascendemos una colina y desde allá contemplamos la bahía de Omura, donde vamos a descansar esta noche.







1 comentario:

  1. qué foto tan bonita, da mucha paz y tranquilidad.Merche

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