Contra todo pronóstico, nos levantamos prontito y sin resaca. A las 7 estamos ya desayunando y listos para una etapa cortita. Después de despedirnos de nuestros nuevos amigos, ponemos rumbo a Hirado, del que sólo nos separan unos 30 km.
El camino es relativamente llano, y además nos lo tomamos
con mucha calma, como si fuera una jornada de descanso. A mediodía ya estamos
en el puente que une la gran isla de Kyushu con la de Hirado. La localidad
principal de la isla, que lleva su mismo nombre, ha sido un puerto de
referencia para las transacciones internacionales desde hace por lo menos dos
milenios. Cuatro siglos atrás, mientras que los jesuitas tenían en propiedad el
puerto de Nagasaki, que usaban los portugueses como factoría de comercio, los
españoles intentaron hacer lo propio con Hirado. Pero los holandeses tenían la
misma ambición, así que emplearon todas las artimañas bélicas y diplomáticas posibles
para convencer a las autoridades japonesas de que les permitieran instalar allí
su propia factoría, en detrimento de los castellanos. Los españoles, dijeron
los holandeses, no traían buenas intenciones, y sus misioneros no eran sino
espías que trabajaban para que el rey español aumentara sus reinos.
Aunque hay que reconocer que lo que más nos gusta de Hirado
es un pequeño onsen (balneario) en mitad de la calle, donde ponemos a remojo
nuestras piernas cansadas. Nuestro día de descanso en Hirado se convierte en un
subir y bajar empinadas colinas, en nuestra búsqueda de tumbas y lugares
históricos.
Cuando el sol empieza a caer, decidimos buscar un camping cercano a la ciudad, apenas 9 kilómetros. Es el primer camping que pagamos, y después de las advertencias nos da algo de miedo, pero son algo más de 9 euros al cambio. Y el lugar, de nuevo, es paradisíaco. Acampamos cerca de la playa, en una pequeña colina, después de darnos un merecido baño. Y para las 8 ya estamos durmiendo. ¡Ay, ilusosos de nosotros! ¡Pensábamos que ahí acabaría el día!
Parece que hay dos tifones por la zona, esperamos que no los hayais cojido.
ResponderEliminarTeneis mas valor que los que hacen la vuelta a España.Ahora estan por Logroño.
Abrazos Angel
comparto el comentario.Ayer estuve viendo la vuelta en directo, al lado de casa, donde el burguer, es impresionante nunca lo había visto tan de cerca, hasta a Cris le gustó.Por cierto este pueblo ya me suena más, creo recordar que lo leí en la tesina me equivoco?Qué sitios tan bonitos, jooo es envidia sana.Bueno que paseis buen día muchos besos de todos.Este día fue el del diluvio?
ResponderEliminarLos de la vuelta duermen en hoteles y eso lo cambia todo, ja,ja! Sí, sí, ése fue el día del diluvio. ¿A que no tenía pinta por la tarde? Pues nosotros pensamos lo mismo.
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