sábado, 8 de septiembre de 2012

Día 32: Kyoto




Hoy es día de turisteo (que no de descanso). Hay tantas cosas que ver que no nos podemos permitir el lujo de aparcar las borricas y recorrernos la antigua capital a pata. Tenemos que diseñar bien la ruta, y al final decidimos no verlo todo pero sí lo más importante y de manera tranquila. Así que nos levantamos prontito, desayunamos y nos fuimos a recorrer los templos que están cerca de la estación central (cuando tenga algo más de tiempo podré deciros con exactitud qué templos eran y escribiré los pies de foto).

A continuación visitamos el castillo de Nijo, del que no os podemos mostrar el interior porque está prohibido hacer fotografías. Pero si vais a Kyoto alguna vez no dejéis de visitarlo. Uno de los principales atractivos del castillo es que es uno de los pocos que no está reconstruido, lo que significa que aún conserva las pinturas originales de las paredes, en su mayoría realizadas por la escuela Kano. Otro buen motivo para visitarlo es que era la residencia que se hizo construir Ieyasu Tokugawa, algo así como un castillo para tiempos de paz.

Después de comer ascendemos las colinas que hay al oeste de Kyoto para visitar los santuarios zen más famosos, y la lluvia no nos impide apreciar la belleza de sus jardines. Entre ellos, destaca el Pabellón de Oro, que es ya un símbolo del turismo japonés.

De regreso al hotel pasamos por el Palacio Imperial, rodeado por un inmenso jardín de forma cuadrada, antes de seguir el curso que atraviesa Kyoto de norte a sur hasta el atardecer. Para el día de hoy, lo mejor es ver las fotos.




















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