Nos levantamos nuevos. Hoy toca tomarse el día sin prisas, tenemos tiempo de sobra, así que regresamos a la ciudad de Wakayama para visitar el castillo, después de desayunar una hamburguesa. Teníamos miedo de abandonar Japón sin haber conocido ningún castillo por dentro, así que dedicamos toda la mañana al de Wakayama, que nos sorprende gratamente. Como la gran mayoría, fue destruido durante los bombardeos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial, y reconstruido unos años después. En su interior cobija una buena colección de armas y armaduras, y las vistas desde la torre principal son impresionantes. Tiene el gran encanto del jardín que lo rodea, un paseo muy recomendable para todo aquel que esté interesado en visitar Wakayama.
El resto del día se hace un poco pesado. Decidimos ascender
una pequeña colina de 100 metros con la esperanza de desintoxicarnos de
ambiente urbano, y resulta que está de obras. Así que tenemos que recorrer unos
kilómetros por el arcén izquierdo de una carretera por la que no dejan de pasar
camiones en sentido contrario. Durante los próximos 60 kilómetros el terreno es
realmente llano, pero es como una ciudad continua a lo largo de todo el camino,
que se hace tedioso.
Finalmente, llegamos a casa de Nozomi casi a las 8, ya de
noche y después de habernos perdido un poco, pero estamos felices de
reencontrarnos con ella y con sus gatos.
qué poquito os queda, ¿os da pena?.Merche
ResponderEliminarLa estatua parece un vasco con chapela.
ResponderEliminarNo contestáis a los comentarios de vuestros fieles seguidores...ainsss ;(