Aprovechando el parón obligado por lesión, rescatamos un texto que se escribió un tiempo atrás; concretamente, en el punto cero: comprar la bicicleta.
El otro día casi llego a
las manos con un vendedor del Decathlon supermercado del deporte. La razón: intentaba convencerme
de que las bicis son unisex, que al ir a comprarla sólo importa la talla. Pero como para
otras cosas en la vida, el tamaño no es lo único que importa. Y es que
es tan difícil encontrar una buena bici de mujer, que empiezo a entender
por qué hay tan pocas mujeres ciclistas (otro día hablaremos del equipamiento: ¿las mujeres no sudamos? ¿alguien ha pensado alguna vez en hacer un sujetador transpirable?).
Si preguntas a un vendedor por una
bici de mujer (incluso en la sección de MBT), lo normal es que lo primero
que te hagan ver sean unas maravillosas reformas "especialmente
concebidas para nosotras", tales como un cuadro adaptado para llevar
falda (genial, cuando voy al monte suelo ir de cóctel), un sillín enorme
y mullidito, guardabarros, potencia regulable (¡cuando hay suerte!) y un
diseño "cool" y "comfortable".
Esto NO es una bici de mujer |
Bien, vayamos por partes:
la dichosa barrita del cuadro se modificó el siglo pasado, básicamente,
para que las mujeres no enseñaran las vergüenzas por las ciudades cuando
iban con faldumentos (además en muchos casos impide llevar un
portabidón). Y no tiene más misterio. El sillín "cómodo" es una
trampa a largo plazo: tiene sentido si vas a hacer trayectos cortos, o
para una bici de paseo (sí, de esas con cestita; que, por otro lado,
para hacer recados por la ciudad son muy útiles). Pero la cuestión es que el sillín está diseñado
para que el peso del cuerpo recaiga sobre los isquiones (huesos del
culo, para entendernos). Las mujeres tenemos los isquiones ligeramente más
separados que los hombres, por lo que un sillín de mujer debería ser algo más
ancho. Para aquéllos ilusos que crean haber encontrado la solución al
dolor de culo en los sillines de gel, es conveniente que sepan que los sillines duros han sido
diseñados así para que el peso caiga sobre el hueso, y no sobre los
genitales: en salidas largas, las consecuencias a corto plazo pueden ser
entumecimiento genital y daños en los nervios más sensibles. Por ello,
la solución es un buen culotte. Si no fuera así, los ciclistas
profesionales llevarían sillines de gel, ¿no crees?
Sillín de mujer sólo apto para salidas cortas, mejor por ciudad |
Sillín de mujer adecuado para salidas largas |
En cuanto a la
potencia regulable, son manías mías, pero todo lo que es "regulable" se
acaba por "desregular" solo. Es mejor comprar directamente una potencia
más corta y un manillar en el que la distancia entre puños sea la misma
que la distancia entre hombros. Una bici de mujer tiene que
estar adaptada a las diferencias anatómicas. Y en cuanto a la confortabilidad,
depende del tipo de bici y del uso, pero hay que pensar que una de
montaña ha de tener el sillín colocado prácticamente a la misma altura que el
manillar, a no ser que nuestra intención sea acabar con un buen dolor en las rodillas.
Las diferencias entre una bicicleta de hombre y una de mujer, que aquí se muestran superpuestas, no suelen apreciarse a simple vista. |
Resumiendo: que las adaptaciones sean anatómicas, tener
claro para qué vas a usar la bici, y que su ergonomía vaya destinada a
evitar lesiones, que eso sí es comodidad.
Si quieres saber más sobre bicis de mujer, no dejes de visitar la página de Rodadas. Pero no lances la búsqueda "bici de mujer" en imágenes de Google, ¡o sentirás una sensación irrefrenable de odio de género!
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